La ubicación del Municipio de la Villa de Librilla es privilegiada por su situación dentro del Valle del Guadalentín. Está situada a 23 kms de la capital (Murcia) y a una altitud de 167 m sobre el nivel del mar.
La ermita de la Santísima Virgen de Belén, esa virgen que tanto veneran al alimón los librillanos y sangonerenses, está situada en medio del campo, en el límite entre los dos pueblos librianos. Se encuentra ubicada concretamente en el término municipal de Librilla, la parte izquierda, y Sangonera la Seca, la parte derecha de nave única, con un edificio de carácter sencillo. La fachada principal deja ver el portón de entrada de madera cuadrado con arco apuntado en la entrada, sobre él un pequeño balcón, que ilumina el coro. Rematando la fachada hay una espadaña sencilla con campana suspendida y coronada por una cruz de hierro. Los únicos elementos decorativos son un zócalo gris, que resalta en la fachada de blanco inmaculado, y pequeñas farolas pegadas a la pared.
En el interior del edificio destacan dos lámparas de aceite para iluminar el eremitorio con una inscripción en la que aparece el año 1612, quizá fecha orientativa para configurar la cronología de la datación de la ermita.
Todas las imágenes pertenecientes a esta ermita fueron destruidas en la Guerra Civil. Sólo se conserva un San José, un Cristo Yacente y la Purísima. En 1940 se encargó la realización de la imagen de Nuestra Señora de Belén al escultor murciano Gregorio Molera, que es la imagen que actualmente se encuentra en el altar principal. Éste artista también realizó otras imágenes de los interiores de la ermita, la imagen de la Virgen de la Encarnación y la Dolorosa.
Tradiciones
Las fiestas que rinden culto a Nuestra Señora de Belén comienzan el 5 de septiembre de cada año, con el disparo de tracas y cohetes, celebrándose por la noche una gran verbena. Este día lo cierra una gran chocolatada con churros.
Mientras esto ocurre en Librilla, que es a quien le corresponde realizar la romería, en la ermita de Belén, la Virgen se traslada hasta la antiquísima mansión librillana de Los Mazeres para vestirla con su túnica, colocarle el manto de gala y adornar el trono de flores.
Desde esta bella mansión, y por su portalón principal, sale por la noche la Virgen de Belén engalanada y en procesión hasta la iglesia de San Bartolomé acompañada por cientos de librillanos, donde se le dedica una misa y es venerada hasta el día siguiente cuando, a las siete de la mañana. Tras serle interpretado el himno nacional en su honor en la puerta de la iglesia parte en romería hasta su ermita, acompañada ya por miles de romeros, puesto que se suman los romeros de Sangonera la Seca para acompañar a la Virgen de Belén en su caminar por entre naranjos y limoneros llenos de azahar.
Las fiestas culminan el 8 de septiembre, que es el día de la Virgen de Belén.